Para poder sacar a la niña, los cuerpos de rescate tuvieron que cortar los barrotes que protegían la ventana. Por fortuna, la pequeña no sufrió daño alguno.
Durante el incendio de la catedral francesa, las llamas fundieron cientos de toneladas de plomo, por lo que se mide de forma constante su concentración en la zona.
El pequeño fue encontrado por una vecina en una calle cercana a su casa, muerto, sin zapatos y sin camisa, además de que presentaba múltiples heridas “de arma afilada”.