¿Cómo distinguir la temperatura corporal, fiebre y febrícula?
Partes del cuerpo y métodos de medición pueden afectar la lectura de la temperatura.
La fiebre, un fenómeno común y a menudo inquietante, es en realidad una señal de que el cuerpo está librando una batalla interna.
Cuando la temperatura corporal aumenta por encima de lo normal, generalmente es una indicación de que el sistema inmunológico está trabajando arduamente para combatir una infección o una enfermedad inflamatoria. Este mecanismo de defensa es crucial para combatir a los invasores no deseados y permitir que el cuerpo se recupere.
En circunstancias normales, la temperatura promedio del cuerpo humano ronda los 37°C, pero este valor puede variar según diversos factores, incluido el momento del día.
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Por ejemplo, a primera hora de la mañana, la temperatura puede ser ligeramente más baja, mientras que en la tarde tiende a elevarse un poco. Además, las actividades diarias como el ejercicio también pueden influir en la temperatura del cuerpo. En este sentido, cada grado de aumento en la temperatura corporal aumenta el metabolismo basal en un 10 %, lo que estimula una respuesta más activa del sistema inmunológico.
¿Dónde se debe medir la temperatura del cuerpo?
Las diferentes partes del cuerpo y los métodos de medición también pueden afectar la lectura de la temperatura.
La medición en la boca, el oído o el recto pueden proporcionar resultados ligeramente diferentes. Por ejemplo, la fiebre se considera presente cuando la temperatura axilar (tomada en la axila) supera los 37,2°C, mientras que para la temperatura oral (medida en la boca) este valor es de 37,8°C. Sin embargo, es importante destacar que estas diferencias son aproximadas y pueden variar de persona a persona.
¿Cómo diferenciar la fiebre de la febrícula?
Los términos "fiebre" y "febrícula" a menudo se utilizan en el contexto de la temperatura corporal.
La fiebre se refiere a una temperatura corporal más alta de lo normal, mientras que la febrícula es una elevación más leve que aún no alcanza el umbral de la fiebre.
La febrícula generalmente se encuentra entre 37,1°C y 37,9°C y puede indicar que algo está ocurriendo en el cuerpo, como una reacción a una vacuna o una exposición excesiva al sol.
La fiebre, por otro lado, puede estar acompañada de síntomas más pronunciados, como dolor muscular, aumento de la frecuencia cardíaca, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza.
En casos más graves, cuando la temperatura supera los 40,5°C, se considera una fiebre muy alta y, por encima de los 41°C, se denomina hiperpirexia, que puede ser peligrosa, especialmente para los niños y las personas con condiciones médicas preexistentes.
Es fundamental comprender que tanto la fiebre como la febrícula son señales de que algo está ocurriendo en el cuerpo. Si experimenta fiebre prolongada o febrícula, es importante buscar atención médica para identificar la causa subyacente.
El sistema inmunológico del cuerpo es una red intrincada que responde a múltiples desafíos, y el aumento de la temperatura es solo uno de los muchos mecanismos que emplea para mantenernos saludables.
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